miércoles, 8 de septiembre de 2010

Memorias de mi pequeña patria

El suscrito le debe el 90% de lo que ha leído a las bibliotecas. Y el post que he empezado a escribir nace más de un lector que de un escritor, a pesar que la historia de un escritor sea la de un lector al fin y al cabo. El presente testimonio proviene de alguien que lee permanentemente, un sujeto para quien la lectura es una de las actividades centrales de su existencia, un individuo a quien -dado el añoso vicio que padece- siempre es posible preguntarle ¿qué cosa estás leyendo?, alguien que hoy deja constancia aquí de las sensaciones que ha experimentado en los entrañables espacios que discurren paralelos a la escritura y al libro desde tiempos inmemoriales.
La primera biblioteca que pisé fue la del Colegio Raimondi, un lugar frío, ordenado y anodino, lamentablemente destinado más a las reuniones del profesorado que al fomento del hábito de la lectura, donde realicé mis primeras y brevísimas performances con libro abierto. En casa los volúmenes que empezaron a formar mi primera biblioteca todavía no merecían calificarse como tal, de modo que tuve que esperar varios años. La Biblioteca Municipal César Vallejo de Chimbote (entonces ubicada en la Plaza de Armas) fue el segundo espacio de su género que visité regularmente y donde pasé largas jornadas leyendo los cuentos de los hermanos Grimm, las ficciones de Lewis Carrol, Julio Verne y a los primeros autores peruanos. La Biblioteca Garcilaso de la Vega, de Nuevo Chimbote, fue otro de los lugares que frecuenté esporádicamente; la triste realidad del lugar (sin fondo bibliográfico decente, abandonado y postergado siempre) me permitió leer -sobre todo- las revistas que guardaba en sus anaqueles al alcance del público, ejemplares que poco a poco fueron desapareciendo.
Esperé buen tiempo para pisar una gran biblioteca. En 1990 ingresé por primera vez a la Biblioteca Nacional del Perú (entonces en su sede de la avenida Abancay), un espacio que me impresionó al examinar sus ficheros, pero a la vez desanimó al constatar que no sería posible leer o al menos saber a ciencia cierta de qué constaba tamaño fondo bibliográfico. En el lugar, poblado a toda hora de investigadores, coleccionistas y lectores voraces, transcurrieron largas horas de mi primera época universitaria. En ese tiempo ya intuía que tarde o temprano me dedicaría a escribir narrativa, pero era consciente que necesitaba una disposición de vida, prestar mucha atención a las personas ajenas, ser receptivo a sus intereses, al lenguaje y la sintaxis que utilizaban, a las películas que veían y sobre todo a su conducta. Necesitaba leer harto y leer bien, necesitaba vivir...
La biblioteca siempre fueron para mi el lugar perfecto: un lugar que ofrecía a manos llenas sus enormes colecciones, un espacio para el estudio y el encuentro, un refugio para escapar de la calle y su caótico día a día, sillas y mesas, estantes y libros, felices coincidencias.
Al inicio de los noventas, durante el primer año en que empecé a estudiar inglés, descubrí a Somerset Maugham y a los cuentistas anglosajones en su lengua materna gracias a las lecturas propias del aprendizaje de un segundo idioma y al préstamo de libros de la Biblioteca del Británico de San Isidro. De ese tiempo viene mi fanatismo por The Beatles, de los gruesos volúmenes en inglés que contienen la vida, música y pasión de los cuatro de Liverpool. De esa época también proviene mi primer acercamiento a la Internet: en la Biblioteca del Británico se realizó una de las primeras charlas informativas sobre la carretera de la información y se instalaron las primeras computadoras con conexión a la red de redes.
Párrafo aparte merece la Biblioteca de El Olivar de San Isidro, el espacio libresco que más años me ha acogido y en mi modesta opinión el lugar ideal para una lectura prolongada y placentera. Instalada en el corazón del Parque El Olivar, el lugar respira historia y recuerdos vivos de las épocas virreynal y republicana (los orígenes del parque datan del siglo XVI); su galería de arte y la laguna situada al pie de la biblioteca, con sus artificios de agua y luces, hacen de la lectura una experiencia grata, sosegada, de calma y luz dentro de la sociedad en que vivimos. En la Biblioteca de El Olivar me alimenté como nunca antes, conviví con bibliotecarios, estudiantes y lectores comunes y corrientes largas temporadas, escarbé en sus vastos archivos, me sumergí en el mar de información que contenía e ingresé como se debe a las culturas del mundo, a las vastas manifestaciones espirituales de los pueblos de cualquier época. En la Biblioteca de El Olivar empecé a escribir y a desechar mis primeros cuentos, viví a mis anchas entre su fondo bibliográfico, fui enormemente feliz. El día que abandoné la capital me prometí volver cada cierto tiempo: de vez en cuando llego para donar ejemplares de los libros que voy publicando y en pocas semanas llega una carta de agradecimiento a casa, lo cual me hace sentir nostálgicamente reconfortado.
La Biblioteca Central Pedro Zulen, de la Universidad de San Marcos es otro de los espacios a los que guardo un gran cariño. Lugar común para los estudiantes, la biblioteca se constituía en no pocas ocasiones en el lugar perfecto para pasar el rato cuando no se tenía nada que hacer, cuando se deseaba leer simplemente, pensar, realizar tareas, elaborar afiches, organizar marchas, protestas o actividades culturales relacionadas con la realidad que vivimos durante la dura época del conflicto armado interno en el Perú. En la Pedro Zulen de los años noventa era común ver dormidos sobre el libro abierto a algunos estudiantes exhaustos. En el lugar leí básicamente literatura: revistas, folletos, trípticos, afiches, plaquetas, libros, una impresionante colección historiográfica de la literatura peruana guardan sus estantes y archivos.
La Biblioteca Municipal César Vallejo de Chimbote también me ha dado mucho. Los últimos diez años los he pasado en sus ambientes, primero en su inadecuado local de los altos del Mercado de Peces y hoy al interior del Centro Cultural Centenario. Si bien es cierto el ritmo de mis lecturas se han visto mermadas a raíz de mi incursión en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, de vez en cuando me introduzco de nuevo en su piel, en la organización de algunas actividades culturales, en su vida.
La última década he visitado bibliotecas diversas en espacios disímiles, algunas con recursos humanos adecuados, infraestructura y fondos bibliográficos, otras con sólo la fuerza y la fe en la lectura que le ponen sus bibliotecarios y lectores. Las bibliotecas son mi segundo hogar, siempre lo han sido; en ellas he detenido el tiempo, he sabido que estoy vivo, he aprendido, pensado y descubierto el mundo, me he conocido a mi mismo y he compartido un legado común. En las bibliotecas he desterrado la melancolía, la duda, la negación, el ruido callejero, la fealdad de la vida. Las bibliotecas han sido siempre mi último refugio del mundo, mi lugar de evasión e imaginación, un espacio donde soñar, escribir y crecer.
Al suscrito le indigna que las bibliotecas no lleguen a todas partes ni a todos los peruanos, enerva que existan pueblos tan cerca de las urbes (o en las mismas ciudades) donde los libros les sean vetados a los niños excluidos que desean salir de la miseria a través de la lectura. Las bibliotecas y el libro merecen el lugar protagónico en la sociedad en que vivimos, un presupuesto digno y el espacio que les ha sido históricamente negado por los desilustrados gobernantes que tenemos y hemos tenido siempre. Decía Vallejo, el poeta de todos: "Hay hermanos, muchísmo que hacer", y no le faltaba (ni le falta) razón. Gracias por permitirme compartir este post con las memorias de mi pequeña patria (las bibliotecas), me lo estaba debiendo.

jueves, 5 de agosto de 2010

Profe Blanco ¡libertad!, nosotros estamos contigo

Conozco al profe Guillermo Blanco desde mis años en la escuela primaria, de los once años que compartimos juntos en Raimondi y ese tiempo -el más mágico de nuestra existencia- nos bastó para conocer la calidad profesional y de persona que siempre ha tenido. Fue Blanco quien nos inculcó la pasión por la lectura, con él aprendimos a ser solidarios, a identificarnos con las causas justas y a no rendirnos a pesar de las adversidades. Todavía lo recuerdo de pie ante el pizarrón explicándonos las razones que teníamos para nunca dejar de estar aprendiendo algo positivo, todavía lo recordamos con su bota de yeso llena de firmas, la vez que una fractura lo sacó de circulación -allá en los años ochenta- y tuvimos que ir a su casa de Banchero a visitarlo. Por eso el jueves, de mañana, cuando desperté y hallé en el celular el mensaje de texto de mi hermano comunicándome la noticia, cuando después fui al kiosko de periódicos y me encontré con la lectura de un hecho a todas luces impactante para quienes sabemos de quién estamos hablando, sencillamente no podía creerlo... Cómo voy a creer en una acusación como la que se le atañe, cómo vamos a creer que Blanco es capaz de dañar a un menor de edad con semejante bajeza, cómo vamos a creer que el Poder Judicial ha sido capaz de actuar con tanta celeridad, de disponer se arranque brutalmente al profe Blanco de su aula raimondina ante la mirada estupefacta de todos y de encerrarlo en una carceleta para al día siguiente enviarlo al Penal de Cambio Puente.
¿Ésa es la justicia que tenemos? ¿Así se trata a quienes toda su vida han sabido conducir a generaciones de estudiantes por el camino correcto? Desde estas líneas damos la cara y ponemos el pecho a favor de quien ha sido y siempre será nuestro maestro. Aquí nadie se está negando a aceptar lo que dictamine una investigación transparente y exhaustiva, que estamos seguros servirá para aclarar de una vez por todas las verdaderas razones por las que Guillermo Blanco se encuentra donde se encuentra: internado en una clínica y a escasa distancia de una cárcel. Desde este espacio exigimos se investigue y rastree psicológicamente la personalidad del menor de edad que acusó a Blanco, demandamos se analice y tenga en cuenta la realidad psico-afectiva de la familia acusadora y al Tercer Juzgado Penal de la Corte Superior de Justicia del Santa le instamos a que cambie la orden de detención por una de comparecencia. Y esta voz no sólo me pertenece, es la voz, el clamor de quienes creemos en la inocencia de uno de los maestros con más prestigio en nuestro antiguo centro de estudios.
Ayer, en Facebook, las muestras de solidaridad crecían de parte de estudiantes, ex alumnos y ciudadanos anónimos que siempre hemos estimado al maestro. "No me tumbarán". La frase se la dijo Blanco a uno de los tantos ex alumnos que lo han visitado en la clínica y se ha repetido de boca en boca durante la vigilia de anoche en el frontis del colegio, durante la marcha que a continuación se improvisó alrededor de la plaza de armas y a lo largo del breve plantón ante la casa del director de raimondi, donde la masa humana (compuesta de niños velitas y pancartas en mano, madres de familia, colegas, ex alumnos, familiares y amigos) exigió a gritos que éste renunciara a su cargo y se iniciara una nueva era en el colegio.
¿Qué está pasando en Raimondi? ¿Por qué es vox populi la existencia de una mafia enquistada alrededor del poder en la institución? ¿Por qué algunos viejos maestros raimondinos temen que algo malo les pueda pasar? ¿Por qué no se reconoce como es debido el rol de educadores que han cumplido y cumplen toda una generación de profesores que han dejado su vida en las aulas de la esquina de Espinar y Enrique Palacios? ¿Por qué Raimondi se ha estancado como colegio? ¿Por qué se ven tan lejanos los días en que los raimondinos hacían noticia por sus logros académicos y deportivos? ¿Por qué tantos escándalos? ¿Por qué circula una lista de firmas entre la comunidad raimondina, memorial con una serie de quejas que se hará llegar a la sede principal de los Oblatos de San José, en Lima?
El profe Blanco está leyendo estas líneas ahora, él sabe bien quién nos puede responder todas estas interrogantes. Él sabe (y nosotros también) que es inocente, por eso todos juntos elevamos nuestra voz desde Chimbote, desde esta trinchera, y gritamos ¡Profe Blanco, libertad!, nosotros estamos contigo...

domingo, 20 de junio de 2010

“Marea cultural”: La otra orilla del social media

Augusto Rubio Acosta

Desde muy jóvenes, cuando caímos en la cuenta de que la historia del periodismo cultural en el Perú había sido escrita siempre desde épocas inmemoriales por unos cuantos escogidos: los responsables de las páginas que la mayoría de medios escritos nacionales le dedican a la cultura, supimos que ésta ha sido siempre una historia de copy-paste de cables, de entrevistas, de promoción de escasos debates e ideas sobre hechos culturales en el país y el mundo, pero también de marginación y desconocimiento respecto a la escena cultural de las provincias.
Desde jóvenes oímos a los defensores del periodismo cultural tradicional aducir que el nivel educativo de la gente (sobre todo en el interior del país) es pobrísimo, que han descendido los lectores, que la mayoría de publicaciones especializadas continúa naufragando y que por eso los escritores y artistas carecen de espacios donde hacer visibles sus trabajos. Hay quienes –con los tiempos que corren y en su condición de geeks o de simples ciudadanos tech- señalan que las publicaciones de papel “están de salida” y que la crisis del formato obliga a mirar a la Internet como única tabla de salvación.
Se podrán decir muchas cosas, pero pocos o nadie manifiestan que la realidad del periodismo cultural peruano está en crisis y que sus propios actores son responsables de ello. El culto a los premios, el apego de las efemérides, el “amiguismo”, la tendencia a las modas culturales, el inevitable cambio en el modelo de negocio (aún por resolver) y esa especie de condicionamiento a publicar lo que viene de afuera, están matando el periodismo cultural, que por ahora –al estar sometido a intereses externos- se dedica mayormente a reproducir la agenda de las instituciones culturales públicas o privadas, olvidándose de las propias discusiones que deberían nacer de su seno. El otro gran responsable del problema es el Estado, ese monstruo burocrático y podrido que siempre le ha negado el apoyo a las publicaciones de carácter cultural.
Pero no llegamos aquí -ante esta página en blanco- para llenarla de lamentos y divagaciones, sino para dejar un suscinto testimonio de nuestra modesta experiencia en el periodismo cultural a través del social media.
Marea cultural” nació como blog en julio de 2007, luego de seis años de haber sido un programa de radio, un colectivo ciudadano dedicado a organizar y promover eventos de cultura y hasta un programa de tv. Desde el principio supimos que el audio, los gráficos animados, las fotografías y poco después el vídeo y las redes sociales nos acercaría mucho más a los lectores que –acostumbrados al papel y modo de lectura tradicional- poco a poco migrarían a estas nuevas plataformas para poder producir y transmitir conocimientos, dejando olvidados a los diarios y revistas que pierden lectores por su arrogancia e insistencia en pensar que sólo ellos tienen información digna de ser publicada. Desde el inicio nos preocupamos por constituirnos como el espacio que permita expresar, describir, informar, debatir y proponer visiones respecto a nuestra cultura y a fomentar el espíritu crítico de los ciudadanos. En el camino fuimos estrechando alianzas, sintonizando con la audiencia, generando fidelidad, acercamiento y debate entre ellos.
Desde mayo de 2009, “Marea cultural” dejó de ser el proyecto individual del suscrito. La fusión con Viadecape.TV, del geek @mijarosoft -quien pese a no ser periodista y proceder de la ingeniería de sistemas aporta una visión distinta en cómo plantear las cosas a la momento de estar en Internet, pues la perspectiva que propone es la del usuario, de lo que este está esperando al otro lado del monitor- permitió que nuestra iniciativa emprendedora nos conduzca a afinar el trabajo de equipo, a potenciar el soporte tecnológico y afinar la paciencia para verificar y editar los contenidos que nuestra audiencia (la más grande en la red peruana interesada en temas de cultura) consume ávidamente en diversos formatos. La nuestra es una fusión entre el periodista tradicional (por llamarlo de algún modo) y el periodista ciudadano. En el trabajo diario siempre están presentes la minuciosidad, la precisión, la imparcialidad, la transparencia y la independencia que todo periodista debe poseer; a pesar de las enormes dificultades que conlleva trabajar sin respaldo financiero alguno (no contamos con patrocinadores ni auspiciador que respalde nuestro proyecto), nos basta una flip para poder grabar, lo que tenemos en la cabeza, tenacidad para no rendirse y el escaso dinero que egresa de nuestro propio bolsillo (kamikaze times) para las decenas de viajes recorriendo el Perú.
En todo este tiempo, “Marea cultural” le ha dado voz a quienes nunca la habían tenido. Escritores, poetas, artistas plásticos, actores de teatro, gestores culturales, educadores, músicos y ciudadanos comunes y corrientes que tienen mucho que comunicar en cada una de sus disciplinas han sido entrevistados en vídeo, así como se han realizado coberturas de los más importantes eventos del rubro en el país. Consagrados o emergentes, todos han tenido espacio en la medida que poseen conocimientos que aportar o compartir. En suma, se ha hecho posible la participación activa de los actores culturales que intervienen en todo el procesamiento de la información de interés, formando opinión y promoviendo la participación ciudadana.
Darwin decía: “no sobrevivirán las especies más inteligentes ni las más fuertes, sino únicamente las que logren adaptarse al cambio”. Las claves para poder sobrevivir todos estos años residen en la capacidad de poder reinventarse de acuerdo a como se mueven los tiempos pero manteniendo una audiencia cautiva, apostando por el vídeo en plataformas al margen de Youtube, por la anticipación a la hora de publicar, por habitar la red durante más de 14 o 16 horas diarias, por el contradecir todo tipo de lógica, pero atendiendo siempre la experiencia del usuario. Hoy contamos con una vasta comunidad: cinco mil fans en Facebook (tanto en el perfil privado como en el público), mil cuatrocientos en Twitter, miles que visitan el blog diariamente, pero sobre todo el poder que significa la calidad e influencia de los seguidores y el sintonizar con los followers y con mucha gente que se ha sumado en la red a nuestra iniciativa para seguir creciendo.
Antes, la cultura sólo estaba presente en las portadas de los periódicos cuando algún mediático fallecía o cuando se concedían premios importantes o se inauguraba algo. Ahora el sector cultural es protagonista en la red porque se ha empoderado a los ciudadanos que desean (y necesitan) un país distinto.Marea cultural” seguirá apostando por el cambio social a través del social media, a pesar que existan todas las condiciones para nuestro cierre inminente. Desde estas líneas les agradecemos a todos.

viernes, 4 de junio de 2010

"Voces por el cambio": Chimbote, ciberactivismo y cambio social

Con la realización del Plantón y Foro Público S.0.S. ¡Arreglen las pistas de Chimbote!, evento convocado por el Colectivo Ciudadano "Voces por el cambio", la acción colectiva -a través del empoderamiento del ciudadano común y corriente que hace uso de las técnicas y las tecnologías de la información para movilizarse a favor de determinadas causas- se constituyó en un hecho concreto que demuestra el papel determinante que puede tener en el futuro la incipiente escena smart mob de Chimbote en los procesos sociales del puerto.
Con el nacimiento de "Voces por el cambio", hecho registrado espontáneamente en las redes sociales Facebook y Twitter a inicios de abril, la tecnología y las relaciones que se establecen entre los usuarios de la red en el puerto que Arguedas inmortalizó en su póstuma novela, empiezan a eliminar la división que todavía existe entre movilizadores y movilizados. Desde que creamos nuestra primera cuenta en blogger allá por el 2005 fuimos conscientes de que poco a poco avanzábamos y se empezaba a gestar un potente vehículo de cambio social y cultural. Al respecto, en Chimbote -con escasos blogs, casi inexistentes twitters y una creciente mayoría de feisbookers- las élites gobernantes demuestran una completa incapacidad de reacción ante las manifestaciones 2.0 que lentamente se adentran en la crítica social y acrecientan su poder en las redes.
La sociedad continúa evolucionando y en el otrora primer puerto pesquero del mundo pocos se han dado cuenta. Si en los años setenta Chimbote se constituyó en la enorme y natural olla hirviente en materia de reclamos y reivindicaciones sociales, en estos días -de bajo costo para acceder a las tecnologías de la comunicación- cada vez más ciudadanos jóvenes son conscientes de lo que realmente sucede a nuestro alrededor (al consumir información procedente de blogs, redes sociales y al depender menos de la prensa tradicional que mayormente sesga los contenidos a favor de determinados intereses), tornándose cierto sector de la masa en más participativa y responsable. Lo vemos a dirio en la red: poco a poco viene naciendo un sector crítico e inteligente que conforme se organice persiguirá objetivos determinados. En ese sentido, el crecimiento exponencial de algunos usuarios en las redes sociales no es gratuito, el contenido de calidad es lo que permitir ejercer influencia y contar con una verdadera comunidad.
En Chimbote, la jornada de ayer en la Plaza de Armas constituyó -desde nuestro humilde punto de vista- un primer paso, la primera piedra e hito innegable en la constriución de un nuevo imaginario social, la certeza de que es posible "bajar" al mundo real desde la red con una propuesta contundente, necesaria y urgente de implementar. Desde estas líneas hago extensivo este abrazo a mis compañeros de "Voces por el cambio", colectivo independiente y plural surgido en las redes sociales y que busca el cambio social y cultural del país, y a todos aquéllos que hacen posible el debate libre de ideas y su traslado al mundo físico: muchas gracias, seguiremos avanzando y haciéndonos fuertes en el social media y el mundo real.

martes, 18 de mayo de 2010

Plantón y Foro Público S.O.S. ¡Arreglen las pistas de Chimbote!

"Voces por el cambio", colectivo ciudadano independiente y plural empeñado en la construcción del cambio social del Perú y en la solución a la grave problemática que afronta Chimbote, convoca desde la red social Facebook al Plantón y Foro Público "S.O.S. ¡Arreglen las pistas de Chimbote!, a realizarse este jueves 3 de junio a partir de las 11:00 am en la berma central de la avenida Pardo (esquina con Enrique Palacios), Plaza de Armas.
En la cita, será posible escuchar de primera mano a los ciudadanos de diversas zonas del puerto que sufren desde hace mucho tiempo las consecuencias del abandono y el caos en que vivimos a raíz de las inconclusas y "prolongadas" obras públicas que han acarreado una serie de males ante la pasividad e indiferencia de las "autoridades", quienes también han sido invitadas a este evento.
El caótico paisaje que ofrece la ciudad de Chimbote guarda estrecha relación con la incapacidad de quienes dicen conducir el destino de la ciudad, así como con la desidia e incapacidad de los ciudadanos para hacer escuchar su voz.
"Voces por el cambio", a través de ésta la primera convocatoria 2.0 de activismo y participación ciudadana, aspira a generar la movilización social reformulando el ejercicio del poder a través de las nuevas tecnologías y de esta forma cambiar la agenda pública hasta ahora copada y dominada por medios de comunicación tradicionales mayormente de espaldas al pueblo y a favor de intereses económicos y grupo de poder. "Voces por el cambio" busca enhebrar esfuerzos con quienes mediante propuestas concretas desean solucionar los graves problemas que afronta Chimbote. ¡Súmate a esta cruzada!, ¡te esperamos!, ¡haz escuchar tu voz!...

martes, 11 de mayo de 2010

¡Los de Santa tienen derecho a enterrar a sus muertos!

José Reyes Carranza

Algunos de los implicados en el secuestro y asesinato de los trabajadores santeños, un dos de mayo hace 18 años, han admitido su crimen y señalado a los responsables, pero jueces y fiscales –como no son sus familiares ni han sido aceitados- no hacen nada para sancionarlos ni para arrancarles la confesión del lugar exacto en el que enterraron los cadáveres, para que sus familiares puedan ver por última vez sus cuerpos, para acabar con sus angustias y encontrar la paz luego de darles sepultura. Y esto es así porque el reino de impunidad y fanfarria del presidente García en todo se parece al reino de la impunidad del dictador Fujimori.
La herida abierta en el corazón del pueblo de Santa seguirá sangrando mientras no se haga justicia. Sin embargo, para que ésta sea realidad, nosotros, varones y mujeres, jóvenes y adultos, no debemos continuar en la indolencia y la pasividad o limitarnos, en el mejor de los casos, al acompañamiento anual en sus marchas de exigencia de justicia y reparación. ¡No! Debemos generar una intensa movilización de conciencias para luego dar curso a una movilización masiva de solidaridad con los familiares, para que personas ancianas y honorables como don Jorge Noriega y demás familiares de los asesinados de Santa, sino la vida recuperen los cadáveres de sus hijos.
Los invitamos a formar parte de esta cruzada de humanidad para decirle al gobierno y a los tribunales de justicia que no descansaremos hasta lograr nuestros objetivos junto a los familiares de los 9 trabajadores santeños asesinados por el Grupo Colina por encargo del criminal propietario de una desmotadora, la intermediación de los hermanos Hermosa, el general y el ex congresista, y la anuencia de Fujimori y Montesinos, jerarcas del criminal grupo de aniquilamiento, que a su manchada conciencia añadieron más sangre por unas cuantas monedas.

lunes, 10 de mayo de 2010

Caso Desaparecidos de Santa: Sentencia se dictaría en junio

De no mediar mayores retrasos en el proceso judicial, la primera semana de junio se dictaría sentencia respecto al caso Desaparecidos de Santa. Veintiseis personas continúan participando del juicio oral: Montesinos, Hermoza Ríos, Los integrantes del Grupo Colina, Rivero Lazo, Salazar Monroe, entre otros, para quienes se ha pedido penas privativas de la libertad de entre 18 y 30 años. Así lo señaló Gloria Cano, abogada de Aprodeh, institución que defiende a los deudos de los nueve campesinos desaparecidos en Santa la madrugada del 2 de mayo de 1992, en entrevista concedida al programa radial Justicia Social.
Entre las mayores dificultades que se ha tenido que superar a lo largo de estos años de proceso, Cano citó a la "defensa corporativa" de la que hicieron gala los acusados, quienes trataron siempre de alargar el proceso y beneficiarse con el exceso de carcelería. "El caso Santa se inició como un proceso aparte. Lamentablemente la Procuraduría solicitó la acumulación del caso junto al de Pedro Yauri, Barrios Altos y La Cantuta. Nosotros nos opusimos a esto pero la Fiscalía y el Juzgado dispusieron que lo de Santa se procese junto a otros delitos, lo que retrasó el juicio (...) Sabemos que los familiares están esperando justicia no sólo con la condena sino también que desean saber dónde están los restos mortales de sus hijos. Hemos pedido a la Sala que a los procesados no se les considere confesos sinceros y por lo tanto no se les pueda rebajar la pena. Pedimos a los familiares continúen en la lucha contra la impunidad y con la fortaleza para poder ubicar los restos de sus seres queridos..", declaró Cano.
Como es conocido, algunos integrantes del destacamento Colina, responsable del crimen de los nueve campesinos santeños, se acogieron al sistema de colaboración eficaz aceptando su participación en el hecho de sangre por lo que ya siete personas han sido condenadas por el delito de desaparición forzada en agravio de los campesinos de Santa.

sábado, 24 de abril de 2010

Desaparecidos de Santa: 18 años de impunidad y silencio

A escasos días de que se cumplan 18 años de la violenta incursión del sanguinario Grupo Colina en el distrito de Santa y de la desaparición de nueve campesinos del lugar, me vino a la memoria el relato del poeta horazeriano Tulio Mora publicado en 2003 por Aprodeh, dentro de la serie denominada Olvidarte nunca.
En "Aquella madrugada sin amanecer", se narra la incursión -que contó con la condescendencia de la Policía del lugar, dirigida entonces por Aybar Marca (brazo derecho de Vladimiro Montesinos) y quien "dirigió" en su momento el inicio de las "investigaciones"- de Martin Rivas y sus secuaces el 2 de mayo de 1992, la desaparición forzada de nueve pobladores de Santa, el proceso de búsqueda infructuosa realizado por sus familiares y el proceso judicial que llegó hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Una publicación a la que ojalá podamos todos tener acceso, porque es necesario conocer a fondo casos como éste porque que representa una herida abierta en el corazón de los santeños y un fantasma que merodea siempre por la avenida de nuestra conciencia ciudadana.

miércoles, 7 de abril de 2010

Comunicado: IV Taller de Periodismo Narrativo (Crónica)

Se comunica a los participantes del IV Taller de Periodismo Narrativo (Crónica) que el inicio de las clases se ha postergado hasta el 14 de abril del presente, en tanto aún no se ha inscrito el número suficiente de participantes que se requiere para empezar con la primera de las diez sesiones. En ese sentido, quienes deseen participar de este espacio de creación y análisis aún pueden hacerlo apersonándose al Centro Cultural Centenario de Chimbote (jirón Alfonso Ugarte Nº 800) o comunicándose con el 943-026132. Gracias por su comprensión.

domingo, 28 de marzo de 2010

"Poquita fe": Augusto Rubio Acosta y su poesía contextual

Gonzalo Pantigoso Layza

En estos últimos años, la literatura regional, y sobre todo la local, ha logrado un interesante impulso a través de las diferentes publicaciones y actividades realizadas por quienes están comprometidos con esta manifestación cultural. Dentro del conjunto de exponentes de la literatura en Chimbote, tenemos a Augusto Rubio Acosta, quien en estos días está presentado en diferentes ciudades de nuestro país su libro de poesía “Poquita fe”, editado por el sello Bisagra de la ciudad de Huancayo, el cual reúne una selección personal basada en sus libros “Inventario de iras y de sueños” y “Mi camisa de comando“, a los que agrega un conjunto de poemas titulado “Poquita fe” y otro con el título de “Poemas perdidos y encontrados”.
Sabemos bien que toda selección personal implica un criterio que puede o no coincidir con la del lector, pero revela una capacidad de autocrítica y un nivel de autovaloración que se podría analizar en pos de hallar tendencias y técnicas preferentes del autor. Sin embargo, en esta oportunidad vamos a hablar algo breve acerca de esos dos libros que dan origen a dicha selección y en torno a su poesía agregada.
Inventario de iras y sueños (2005), es un libro estructurado en tres partes, dividido numéricamente. La primera parte contiene quince poemas, la segunda nueve, y la tercera un solo poema.
En los aspectos formales hay que destacar la utilización de un lenguaje discursivo, metafórico y actual. Las elaboraciones como: "Ven muchacha / que dices adiós en la avenida /... / ven para coser el único botón sobre tu chompa / y las mangas de tu suéter hasta el borde / ven para convertirme en disidente / de una ciudad que no existe pero conozco / como la mugre de mis uñas ", confirman que Augusto Rubio no maneja el lenguaje poético tradicional, sino que va tras la plasmación de un lenguaje que se alimenta de la proximidad y de la cotidianidad. De alguna manera va hacia la domesticación de la palabra y al hacerlo incide en una imaginación cuya realidad verbal se fundamenta en el acercamiento a las convenciones poéticas actuales.
Hay que destacar también que inserta en su discurso poético expresiones del idioma inglés, concretando artísticamente una dinamicidad lingüística. De igual manera, en la forma poética hace uso de los versos cortos con poca incidencia en la construcción versal larga, lo cual le obliga a trabajar las encabalgaduras poéticas, que vienen a ser la forma de ir uniendo los versos sin romper el ritmo interno y externo del poema.
Temáticamente creemos que el primer poema del libro titulado "Diario", es una especie de introito a toda su poesía, allí anuncia su canto amoroso, su acercamiento a la niñez, su postura ante lo social, su sentimiento paternal, su soledad, sus silencios, sus sufrimientos y angustias, además del deseo de querer alejarse de la vida común y corriente. Él nos dice: "Aquí estoy de nuevo / a contramarea /.../ he traído mi experiencia / el silencio y las parábolas/ la multiplicidad de mis voces/... / Este es mis sistema de señales / de metáforas / y la forma de mi mundo evocativo”…
En el libro, el uso de las imágenes y las metáforas están presentes bajo una concepción lingüística alejada del tradicionalismo y una visión actual acerca de la naturaleza de los hechos. Estos dos aspectos tienden a darle una modernidad, que lo sitúan siempre al pie de la navaja y que torna interesante ver como el aliento poético no pierde su espacio, aunque el ritmo y la congruencia gramatical a veces se quiebran; pero también vale señalar que existe un subjetivismo o una intimidad intensa plasmada a través de una plurivisión que se plantea en cada poema.
En la primera parte del libro el sentimiento que predomina es el amoroso, inherente a una visión exterior. Es el planteamiento del sentimiento que va hacia la expresividad del otro: "Me bastan tus juegos de niña / suicidándote en las veredas/ y tus alejamientos involuntarios / me basta saber que existe / una canción bajo tu pecho / que camina y camina / raya y raya / como la aguja sobre un tornamesa / y mis zapatos cansados / de tanto girar." Este sentimiento no se queda en la parte interna de la vivencia sino que le sirve al autor para catalizar su sensibilidad herida: " Ven acércate a mi vida / y no preguntes donde estuve / doblado / quebrado hasta mis huesos/... / acompáñame a incendiar mis naves/ en el espigón de junto al cerro/ ven para dejar de resistirme a la canción de las hogueras". En otro de los poemas exalta la dimensión esperanzadora del amor intercalando con sus angustias: "Yo sé que la neuralgia/ que hoy me toca / me cercará a tus huellas sobre las piedras de la playa / sé que las seguiré seguramente y volveré a crearte.../ rehabilitarás el malecón invisible de mis angustias / beberé de la esperanza en tu promesa /infinita e inevitable / de llevarme". De igual manera está presente el amor inconcluso que le sirve para afirmar categóricamente: "Te irás / pero habrás de llevarme".
Toda obra poética no es sino la expresión de lo que siente el poeta y también de lo que ve. En ese sentido Augusto Rubio trasmite una sensibilidad personal que lo lleva a ser por momentos áspero y punzante, reflexivo y testimonial, realista y soñador, tierno y duro. El poeta se describe dentro de la urbe llevando su inconformidad, anhelando el destierro de su soledad y la conciencia clara de un alma todavía de niño. Todas estas sensaciones lo transportan a un subjetivismo exasperado que convierten a su poesía en un tanto hermética donde se mezclan las ilusiones y la realidad, de allí el título de iras e ilusiones.
En la segunda parte del libro se pierde casi el sentimiento amoroso para entrar a una expresividad de carácter existencial. Se percibe una fuerza vivencial y una conciencia del destino y de los actos: “Yo soy ese cimarrón irredento / que transporta historias sobre la espalda/ mi vida está escrita en la paredes/ de una urbe sin tiempo y sin espacio/ en los manojos de papel/ que recojo a diario de las calles/ en las vidas que he vivido/ en la invasión de fantasmas/ que merodean las avenidas de la memoria”...
La atmósfera de su poesía produce una sensación de desgarramiento, angustia, inconformidad. Es una poesía que busca conmovernos, tocar nuestro corazón y nuestra conciencia. Cuando uno termina de leer el libro, aunque la expresión intensa en algunas ocasiones no nos permita entrar a las causas específicas del sentimiento, siente uno la vitalidad y la convicción con que están dichas cada una de las expresiones, implicando una conciencia poética, es decir una conciencia de lo que se hace y del fin que se persigue poéticamente.
En cuanto a Mi camisa de comando (2007), es un libro estructurado en cuatro partes: primer botón, nueve poemas; cisa, doce poemas; canesú, seis poemas; puño doble, pinzas y tapeta, En este conjunto de poemas, el autor asume una forma y dirección arquitectural poética, ensayando por momentos una estructura experimental, así como una distribución cinética cuando constatamos que juega con las palabras y con los espacios en blanco.
Mantiene su propuesta de manejar un tono conversacional, un ritmo intercalado entre el poético y la prosa, la utilización de un lenguaje actual, la pluridimensionalidad temática planteada en su primer libro, y que poco a poco va determinando un estilo propio.
El yo poético asume diversas voces: a veces es la primera persona; en otras, encarna la voz de una tercera; también hace de receptor y en otras, habla de una tercera persona. Por momentos se torna una poesía hermética que alude a circunstancias o hechos tan personales que la limpidez de la intensidad y de la profundidad son opacados por la fuerza catártica, lo que implica que hay que seguir trabajando en la universalización del sentimiento o la vivencia.
Su camisa de comando (que está hecha de poesía) es su defensa ante la vida. Con ella se enfrenta a todo: a la injusticia, a la indiferencia, a la soledad, a la crítica, al desamor. Su individualidad profanada por su mismo canto lo incita a una actitud a veces irreverente, mostrando una intensidad expresiva con desenfado. En la totalidad del libro sentimos que el aliento poético se dispersa en diferentes aspectos, ajeno a una dirección unitaria, como queriendo plasmar una nueva actitud vital frente a la realidad, la vida, la sociedad.
Esta actitud final, anteriormente manifestada, es también asumida en la sección Otros poemas perdidos y encontrados de la selección personal, escritos entre 2002 y 2009, que percibimos tienen como objetivo sumar al libro desde el punto de vista temático, debido a que carecen de una estructura o unidad de conjunto como las demás secciones, ya que la misma sección poquita fe tiene como eje inspirador el arrabal de “El progreso” y constituyen poemas recientes escritos el presente año. En estos poemas Augusto Rubio se hace más localista y se desplaza por su espacio propio como un retratista tratando de vincular lo particular a lo universal. A manera de simbiosis, incide en las lisuras como elementos de fuerza expresiva pero que pueden estar revelando una falta de creatividad lingüística; además se sigue mostrando irreverente, contestatario y realista.
Por todo lo dicho, creemos que la poesía de Augusto Rubio Acosta aporta de manera importante al proceso poético de Chimbote y el de la región, es un poeta que se funde con su obra y que no está al frente de las circunstancias, sino que vive las circunstancias, es partícipe de ellas. Podemos dar fe de su autenticidad expresiva que busca con fuerza y talento ser ese creador que imprima su espíritu y sentimiento con la mayor belleza posible, para elevar al ser humano al goce espiritual. Augusto Rubio nos hace recordar que la poesía está en el mundo para expresar las esencialidades de las circunstancias y que el poeta es un revelador de lo que está oculto para el común de la gente.

Camino al sol, marzo de 2010

martes, 16 de marzo de 2010

"Poquita fe", miércoles 17 de marzo en Trujillo


El Poquita fe Book Tour 2010 continúa recorriendo el país. A las presentaciones del libro en Chimbote, Lima y Huancayo, ahora se suma Trujillo. Este miércoles 17 de marzo "Poquita fe" se presenta en el Bar Chaska, el local más underground de la ciudad de la primavera. Los comentarios estarán a cargo de Santiago Aguilar, César Olivares y Jorge Tume. Como invitado figura el representante de Bisagra Editores, Óscar Ramírez. La cita está pactada para las 7: 30 pm en el Chaska Bar (Jr. San Martín 543, a cuadra y media de la catedral). El ingreso es libre.

miércoles, 10 de marzo de 2010

IV Taller de Periodismo Narrativo

Taller a cargo del escritor y periodista Augusto Rubio Acosta, dirigido a estudiantes y docentes de ciencias de la comunicación, trabajadores del ramo y público en general.
Del 31 de marzo al 30 de abril en el Centro Cultural Centenario de Chimbote.

Contenidos:

Breve historia del periodismo. El periodismo y la literatura, tan lejos tan cerca. Entrevista, reportaje y crónica.
El nuevo periodismo. La crónica. Las mil y un posibilidades del género. De la historia lineal a la estructura. Tiempo narrativo. Punto de vista: el periodista como narrador. Primera persona.
La voz. Personajes. Cómo elegir al protagonista. Como presentar al protagonista y otros individuos. Tercera persona. Omnisciencia y equisciencia.
La realidad vista. Cómo describir el lugar de los hechos, cómo transportar al lector.
Cuándo se explica. Para quién se narra. Mostrar sin explicar. Manejo de datos y diálogos. Tensión narrativa. Importancia del primer y último párrafo.
Revisión final, ritmo y efectividad.

Duración del Taller: 10 sesiones (de dos horas cada una, dos veces por semana)
Inicio: 31 de marzo
Horario: miércoles y viernes de 6:00 pm a 8:00 pm
Inversión: Estudiantes S/: 60.00 y profesionales S/: 75.00
Certificación al final del curso.
Informes: Centro Cultural Centenario de Chimbote (Alfonso Ugarte Nº 800) o al 943 - 026132

jueves, 11 de febrero de 2010

poquita fe (a manera de prólogo)


miguel ildefonso


borges decía: “el ejercicio de las letras es misterioso; lo que opinamos es efímero y opto por la tesis platónica de la musa y no por la de poe, que razonó o fingió razonar, que la escritura de un poema es una operación de la inteligencia”. cito estas palabras para sustentar que toda opinión racional sobre un poema o sobre un conjunto de poemas, es sólo un intento de penetrar a su extraña esencia, un noble e humilde intento de asir su movible materialidad, más aun si se trata -como en este caso- de abordar una reunión de poemas de los libros publicados e inéditos realizada por el mismo poeta.

augusto rubio acosta ha reunido inventario de iras y sueños, mi camisa de comando y otros poemas, y poquita fe, libros a los que ha anexado una sección denominada poemas perdidos y encontrados, formado también por un breve segmento de trabajos ológrafos y manuscritos. como cualquier lector, me pregunto entonces al desgaire: ¿qué hace a un artista –a un poeta en este caso- creer en el arte en tiempos tan ajenos a lo sublime o a la belleza?, ¿de qué está hecha esa fe en lo perenne o lo imperecedero?... hace unas décadas, decía juan ojeda sobre esta época: “tiempo de morir/ y sobre la tierra una ausencia de dioses”, “sabemos ciertamente / que el tiempo es menos real que los sueños, y chapoteamos / con nuestras pobres voces en un tiempo perdido”. mucho nos dice aquí ojeda, tan cercano a augusto y tan cercano a todos.

“ahora los hombres sólo hablan una lengua falsa, ¿los escuchas? / nada hay allí que pueda servirte, todo es como una burla/ o una insidiosa pesadilla. / ya hemos levantado sobre los días hórridos un tiempo más puro, / y no escuchamos sino las obcecadas voces de los desgarrados.” ante esta lengua falsa a que se refiere ojeda, la misión del poeta es la de devolver a la lengua su veracidad, su pureza. no en el sentido que parte de la división jerárquica entre lo vulgar y lo culto, obviamente; sino de utilizarla, puesto que la lengua es un instrumento además, de la manera más auténtica y honesta, por decirlo de un modo ético.

“y yo escribía en las paredes / si me vieras / dirías que mi rostro ha enloquecido / he arrancado el aviso del horario de visitas del hospital / para escribirte / para que nunca te vayas / para que sueñes”, dicen los versos de augusto en su rol de poeta de lo cotidiano, de una ciudad post apocalíptica a la que encara con pasión, lucidez y -como todo poeta joven- partiendo de una tradición próxima y lejana, intensa e irresuelta; es decir: “entre la soledad y la angustia / de los viejos tiempos / y los axiomas que aún nos quedan”.

la lectura del presente libro nos punza con una lírica tersa y lacerante, como la de un moderno trovador solitario que por no adentrase a la mar y huir, se arroja al cemento y al humo del puerto. su lenguaje brota de escombros de paraísos pasados; ese compuesto de metafísica y divagación con lo cotidiano y concreto lo asemeja a la lúdica ironía y desgarradora fe en el dolor de la poesía de martín adán: verso límpido de los sentidos y pleno de melancolía. desde baudelaire, la poesía contemporánea entronca en la ciudad su hastío, su spleen; la ciudad se convierte en el territorio alienante, en el monstruo acéfalo que va fagocitando los espíritus libres. rimbaud, kavafis, lorca, vallejo, eielson, dejaron sus inscripciones en esas paredes mohosas de la modernidad, libros en los que inventaban una ciudad efímera y perenne, inocente y cruel. augusto nos dice: “a veces / pequeña / cuando los agujones de la noche aparecen / y dominan / las sombras longitudinales de la ciudad / cuando las calles de chimbote hierven / de calor / de insectos flotando en las plazas / y ya no aguanto el peso de las despedidas / las esquinas / contemplan mi sombra y mis presagios / el holocausto”.

la poesía de augusto es una constante invitación a una nueva mirada al mundo, no importa dónde nace, ya que si es nueva no tiene por qué reclamarse su origen: es desencantada, pero vitalista, irónica: “ven / acércate a mi vida / y no preguntes donde estuve”. es una atenta mirada poética hacia el mundo, tanto a las grandes edificaciones como a lo pequeño y lo abstracto, en donde lo lúdico llega a cuajar con lo metafísico: “la ansiedad y el silencio de las calles me llama / la quietud en los burdeles / y la desnudez de los caminos / el paso de los veranos / la náusea de los ebrios en la plaza / y los putamadreos de los taxistas”. el poeta nos hace ver la relación de deseo y terror con la ciudad, en ella encuentra la belleza, aunque siempre parece que ha llegado tarde: esa belleza está corrompida, enferma: “hoy no es un buen día / para escribir poemas / salió el sol / desayuné ruidoso / remendé mi camisa / y en el recodo de algún rezo / dejó de asomar la muerte”.

la poesía urbana consiste –entre otras cosas- en concentrarse en el lenguaje, desarticulándolo, deconstruyéndolo, ir más allá de lo reflexivo y la imaginación fantástica para reencontrarse con la experiencia vital. esa obsesión por los objetos, por lo concreto en los poemas de augusto, para darles espiritualidad, animación, y explicarnos la vida o el universo, nos recuerda las prosas breves de cortázar, o la destreza analógica de girondo. pero más allá de estos holocaustos, encontramos en su poesía otras aristas, otras visiones:

el tema amoroso o erótico: “la lluvia viene con su belleza / golpea la ventana de ésta / mi habitación en otro mundo / intenta apagar el incendio”. el amor no es inocente, como nunca lo fue, dado que aunque nos refugiemos en una habitación, nunca podremos escapar del acecho de este mundo ya conocido, delatado, denunciado. ante esto la poesía aún tiene su poder, por eso intenta apagar el incendio: es el único lugar donde se puede hallar y cuidar el amor, los otros sitios son clichés.

“murió también como juan / convertido en toro / testigos lo recuerdan/ embistiendo un trailer”; como buen cronista, augusto nos retrata a muchos personajes a lo largo de sus poemas. entre estos versos no podía estar ausente el chimbotano juan ojeda, poeta suicida, genial, urbano y navegante a la vez, o sea, navegante de los naufragios urbanos. lo mismo otros poetas cogeneracionales a ojeda: luis hernández y javier heraud: “aquí, javier / en el río / a cuarentaitantos pasos de tu sombra / atragantando de plomo mi garganta / y de pólvora siniestra los caminos / reclamamos de pie nuestro propio holocausto”. cada tiempo crea sus mitos, y estos poetas forman ya la triada mítica en la poesía surgida de la década del sesenta, justamente por aquella función o rol del oficio trascendental con la palabra que se derivan de los versos citados del vate chimbotano en las primeras líneas del presente texto.

entre aquellos seres que habitan “poquita fe”, hallamos también a picasso, a picabia, a personajes cotidianos como nolasco (uno de las primeros pobladores de chimbote, según se tiene noticia), pero también a los anónimos: “se internó en los basurales / del rico progre / (al fondo hay sitio) / se acercó a los pasteleros del reservorio / para preguntarles por dios / sospecharon de la ingenuidad de sus palabras / del reportaje hirviendo / de los abismos de sus vidas…/ ¿quién mierda eres para hablarnos / de los últimos tronchos del verano? / ¿por qué preguntas por la soledad de los cañazos / en la refri abandonada de tus días?...”. en la fatuidad de estos tiempos postmodernos, en que las inmensas preguntas celestes quisieran ser respondidas con esa realidad virtual tecnológica a la que cada vez más todos parecemos ser absorbidos, ¿qué preguntas hacernos?, ¿y de qué manera?

los temas existenciales están presentes en esta poesía de sinuosa urbe, de vaporosas divagaciones. el poema fluye, descarado, descarnado, despacio, como una canción anonadada, en apariencia ilógica, pre-racional. la fragmentación es su ser y estar en estos poemas que se esparcen como constelaciones. el poeta es –como decía huidobro- un pequeño dios, es por eso que seguimos inventado palabras, comunicándonos con metáforas y símbolos. la creación nunca está concluida, de esto deviene el carácter itinerante de la voz poética, como trovas melancólicas de un solitario, esperando a ese amor en alguna estación o paradero, como cuando se va a empezar un viaje. esta voz poética indaga en las oquedades sin tiempo, y encuentra en el contorno inesperado una especie de consuelo o representación de su imposible paraíso: “he caminado por calles y plazas / más no he podido encontrarte / he imaginado tu orfandad agazapada / en noches fluorescentes / y habitaciones oscuras / he vagado por horas / y fotografiado el poniente / levantado frases sin mover los labios / pisado huellas sobre el barro / y multiplicado mis pasos / el aire / tu silencio imprescindible”.

desde sus hórridos sueños, augusto, con la presente reunión poética de sus libros, cumple con hacernos ver dos planos simbólicos de la experiencia humana: el primero es una especie de travesía por lo intemporal, por cuestiones metafísicas como el amor, la muerte, la belleza, la poesía. y el segundo –el exterior- con seres entrañables, a modo de testimonio, en el que se funde el quehacer poético de la existencia con los problemas sociales, los conflictos humanos, aunque siempre con esa tónica de ir más allá de esta realidad. es por eso que, luego de leer poquita fe, no sólo hemos sentido el haber abordado un tiempo y un lugar, sino también un espíritu que se ha tomado en serio este viejo oficio de la palabra y el silencio.

miércoles, 10 de febrero de 2010

"Poquita fe", el nuevo libro de Augusto Rubio Acosta

Cuando nací, nadie me dijo que arrancar el cordón umbilical de un mordisco podría provocar una desgracia; nadie me advirtió que cuando anocheciera -en la clínica- vendría el cuco al que todos los niños y sus madres temen; tampoco me hablaron del amor, el dolor o el odio; y si acaso alguien se aventuró a conocer mi alma e intentar amarla cuando estuve grande, quien sabe fue porque le resultó imposible resistir la mirada triste (y de niño-suicida) que siempre tuve.
En el tiempo en que nací, en casa nadie hablaba de poesía sino de la turbidez del aire, la buena pesca, las huelgas de los obreros y de la ropa húmeda tendida en los cordeles, apestando; cuando era niño, mamá iba y venía de su oficina haciendo sonar sus tacos desde lejos y dotaba mi mundo de alegría a su llegada, de pequeñas sonrisas con hoyito dibujadas en los cachetes de cuando se es tierno, cuando provocamos nuestro primer incendio –inextinguible- en la cabecita de los fósforos recién hurtados y no se sospecha aún nada malo de la vida.
Nadie conoce tanto los secretos de mi soledad como los que se han acercado a mi poesía; y hablo no sólo de los poemas que han surgido de ésta mi cabeza é libro (así me dicen en los bajos fondos), sino también de aquellos que se han constituido en mis siempre vivas lecturas y en experiencias vitales. a Tere -mi madre- por ejemplo, jamás le sugirieron en su momento echar a la basura el biberón y el andador obsoletos que mi difunto padre adquirió para su pequeño vástago, tampoco comprar periódicos, libros y revistas que ella jamás leería y esparcirlos -como juguetes- sobre los muebles de la sala. De ese tiempo proviene –ahora lo sé bien- mi impureza, mi pasión, el estar harto de ser yo, el vicio éste que me conduce a la muerte.
Quien les habla -o les escribe- no tiene nada sino poesía para justificar la vida. Eso es lo que soy y ésto es lo que he escrito.
A estas alturas, es evidente que no me importa o no sé cómo demonios terminar de darle forma a esta especie de introito absurdo, y no me avergüenza decirlo; al contrario, me enorgullezco de ello. Supongo que si hubiese hablado ahora mismo en difícil me hubiera otorgado cierto caché o valor agregado ante los lectores, y si hubiese citado algunos autores y obras clásicas o si las hubiese analizado, interpretado y comparado -de refilón- con mis poemas, a la luz del existencialismo, la semiótica, la hermenéutica, el psicoanálisis y los patrones o vanguardias existentes, otra sería la impresión que dejaría a quienes aún persisten en la lectura de esta nota introductoria y anodina que he titulado de manera subrepticia en honor a una vieja pero querida canción y a su antigua filosofía.
En realidad -y aunque nadie me crea- pasaba de casualidad por esta esquina (por acá ando a veces, cuando no estoy en Twitter). Pasaba y sólo quise detenerme un toque a pedir prestado un lápiz y decir algunas cosas que siempre quise decir pero nunca pude (en verdad jamás me dieron espacio). Pasaba por esta calle para asomarme a alguna ventana abierta de descubrimiento o de confirmación. Quien sabe en el fondo no intentaba sino aprovechar la página en blanco para ejercitar el desapego, el silencio y el desprecio por el orden de esta podrida sociedad en la cual sobrevivimos; quien sabe sólo quise solidarizarme con los hombres y mujeres que padecen en la poesía la más horrible variante de la soledad: la soledad del que ni siquiera se tiene a sí mismo; tal vez me acerqué a ustedes para confiarles que a veces uno aspira a escribir un libro que se comente a sí mismo, que constituya una declaración sin palabras (y muchas veces se fracasa).
Así -como se colige-, yo no soy nadie para decir línea alguna sobre mi poesía ni sobre la poesía de nadie; el tiempo, la crítica y los verdaderos lectores dirán si “Poquita fe” está vivo o si nació muerto, si es poderoso y capaz de promover el pensamiento y la discusión o si para nada sirve y urge echarlo a la hoguera (que se lo lleve el camión de la basura), al olvido. Decirles nomás que los poemas incluidos en esta apretada selección personal (una pieza más de mi prontuario) fueron escritos con el espíritu subversivo que siempre ha conducido mi existencia, decirles que el presente es lo único que tenemos y es lo único que hay (like the song), y que como bien señala Cioran -viejo pata, mejor amigo-, sólo es subversivo el espíritu que pone en tela de juicio la obligación de existir.
* Tomado de la nota introductoria de "Poquita fe" (Bisagra Editores. Huancayo, 2010), el nuevo libro de Augusto Rubio Acosta.