En estos últimos años, la literatura regional, y sobre todo la local, ha logrado un interesante impulso a través de las diferentes publicaciones y actividades realizadas por quienes están comprometidos con esta manifestación cultural. Dentro del conjunto de exponentes de la literatura en Chimbote, tenemos a Augusto Rubio Acosta, quien en estos días está presentado en diferentes ciudades de nuestro país su libro de poesía “Poquita fe”, editado por el sello Bisagra de la ciudad de Huancayo, el cual reúne una selección personal basada en sus libros “Inventario de iras y de sueños” y “Mi camisa de comando“, a los que agrega un conjunto de poemas titulado “Poquita fe” y otro con el título de “Poemas perdidos y encontrados”.
Sabemos bien que toda selección personal implica un criterio que puede o no coincidir con la del lector, pero revela una capacidad de autocrítica y un nivel de autovaloración que se podría analizar en pos de hallar tendencias y técnicas preferentes del autor. Sin embargo, en esta oportunidad vamos a hablar algo breve acerca de esos dos libros que dan origen a dicha selección y en torno a su poesía agregada.
Inventario de iras y sueños (2005), es un libro estructurado en tres partes, dividido numéricamente. La primera parte contiene quince poemas, la segunda nueve, y la tercera un solo poema.
En los aspectos formales hay que destacar la utilización de un lenguaje discursivo, metafórico y actual. Las elaboraciones como: "Ven muchacha / que dices adiós en la avenida /... / ven para coser el único botón sobre tu chompa / y las mangas de tu suéter hasta el borde / ven para convertirme en disidente / de una ciudad que no existe pero conozco / como la mugre de mis uñas ", confirman que Augusto Rubio no maneja el lenguaje poético tradicional, sino que va tras la plasmación de un lenguaje que se alimenta de la proximidad y de la cotidianidad. De alguna manera va hacia la domesticación de la palabra y al hacerlo incide en una imaginación cuya realidad verbal se fundamenta en el acercamiento a las convenciones poéticas actuales.
Hay que destacar también que inserta en su discurso poético expresiones del idioma inglés, concretando artísticamente una dinamicidad lingüística. De igual manera, en la forma poética hace uso de los versos cortos con poca incidencia en la construcción versal larga, lo cual le obliga a trabajar las encabalgaduras poéticas, que vienen a ser la forma de ir uniendo los versos sin romper el ritmo interno y externo del poema.
Temáticamente creemos que el primer poema del libro titulado "Diario", es una especie de introito a toda su poesía, allí anuncia su canto amoroso, su acercamiento a la niñez, su postura ante lo social, su sentimiento paternal, su soledad, sus silencios, sus sufrimientos y angustias, además del deseo de querer alejarse de la vida común y corriente. Él nos dice: "Aquí estoy de nuevo / a contramarea /.../ he traído mi experiencia / el silencio y las parábolas/ la multiplicidad de mis voces/... / Este es mis sistema de señales / de metáforas / y la forma de mi mundo evocativo”…
En el libro, el uso de las imágenes y las metáforas están presentes bajo una concepción lingüística alejada del tradicionalismo y una visión actual acerca de la naturaleza de los hechos. Estos dos aspectos tienden a darle una modernidad, que lo sitúan siempre al pie de la navaja y que torna interesante ver como el aliento poético no pierde su espacio, aunque el ritmo y la congruencia gramatical a veces se quiebran; pero también vale señalar que existe un subjetivismo o una intimidad intensa plasmada a través de una plurivisión que se plantea en cada poema.
En la primera parte del libro el sentimiento que predomina es el amoroso, inherente a una visión exterior. Es el planteamiento del sentimiento que va hacia la expresividad del otro: "Me bastan tus juegos de niña / suicidándote en las veredas/ y tus alejamientos involuntarios / me basta saber que existe / una canción bajo tu pecho / que camina y camina / raya y raya / como la aguja sobre un tornamesa / y mis zapatos cansados / de tanto girar." Este sentimiento no se queda en la parte interna de la vivencia sino que le sirve al autor para catalizar su sensibilidad herida: " Ven acércate a mi vida / y no preguntes donde estuve / doblado / quebrado hasta mis huesos/... / acompáñame a incendiar mis naves/ en el espigón de junto al cerro/ ven para dejar de resistirme a la canción de las hogueras". En otro de los poemas exalta la dimensión esperanzadora del amor intercalando con sus angustias: "Yo sé que la neuralgia/ que hoy me toca / me cercará a tus huellas sobre las piedras de la playa / sé que las seguiré seguramente y volveré a crearte.../ rehabilitarás el malecón invisible de mis angustias / beberé de la esperanza en tu promesa /infinita e inevitable / de llevarme". De igual manera está presente el amor inconcluso que le sirve para afirmar categóricamente: "Te irás / pero habrás de llevarme".
Toda obra poética no es sino la expresión de lo que siente el poeta y también de lo que ve. En ese sentido Augusto Rubio trasmite una sensibilidad personal que lo lleva a ser por momentos áspero y punzante, reflexivo y testimonial, realista y soñador, tierno y duro. El poeta se describe dentro de la urbe llevando su inconformidad, anhelando el destierro de su soledad y la conciencia clara de un alma todavía de niño. Todas estas sensaciones lo transportan a un subjetivismo exasperado que convierten a su poesía en un tanto hermética donde se mezclan las ilusiones y la realidad, de allí el título de iras e ilusiones.
En la segunda parte del libro se pierde casi el sentimiento amoroso para entrar a una expresividad de carácter existencial. Se percibe una fuerza vivencial y una conciencia del destino y de los actos: “Yo soy ese cimarrón irredento / que transporta historias sobre la espalda/ mi vida está escrita en la paredes/ de una urbe sin tiempo y sin espacio/ en los manojos de papel/ que recojo a diario de las calles/ en las vidas que he vivido/ en la invasión de fantasmas/ que merodean las avenidas de la memoria”...
La atmósfera de su poesía produce una sensación de desgarramiento, angustia, inconformidad. Es una poesía que busca conmovernos, tocar nuestro corazón y nuestra conciencia. Cuando uno termina de leer el libro, aunque la expresión intensa en algunas ocasiones no nos permita entrar a las causas específicas del sentimiento, siente uno la vitalidad y la convicción con que están dichas cada una de las expresiones, implicando una conciencia poética, es decir una conciencia de lo que se hace y del fin que se persigue poéticamente.
En cuanto a Mi camisa de comando (2007), es un libro estructurado en cuatro partes: primer botón, nueve poemas; cisa, doce poemas; canesú, seis poemas; puño doble, pinzas y tapeta, En este conjunto de poemas, el autor asume una forma y dirección arquitectural poética, ensayando por momentos una estructura experimental, así como una distribución cinética cuando constatamos que juega con las palabras y con los espacios en blanco.
Mantiene su propuesta de manejar un tono conversacional, un ritmo intercalado entre el poético y la prosa, la utilización de un lenguaje actual, la pluridimensionalidad temática planteada en su primer libro, y que poco a poco va determinando un estilo propio.
El yo poético asume diversas voces: a veces es la primera persona; en otras, encarna la voz de una tercera; también hace de receptor y en otras, habla de una tercera persona. Por momentos se torna una poesía hermética que alude a circunstancias o hechos tan personales que la limpidez de la intensidad y de la profundidad son opacados por la fuerza catártica, lo que implica que hay que seguir trabajando en la universalización del sentimiento o la vivencia.
Su camisa de comando (que está hecha de poesía) es su defensa ante la vida. Con ella se enfrenta a todo: a la injusticia, a la indiferencia, a la soledad, a la crítica, al desamor. Su individualidad profanada por su mismo canto lo incita a una actitud a veces irreverente, mostrando una intensidad expresiva con desenfado. En la totalidad del libro sentimos que el aliento poético se dispersa en diferentes aspectos, ajeno a una dirección unitaria, como queriendo plasmar una nueva actitud vital frente a la realidad, la vida, la sociedad.
Esta actitud final, anteriormente manifestada, es también asumida en la sección Otros poemas perdidos y encontrados de la selección personal, escritos entre 2002 y 2009, que percibimos tienen como objetivo sumar al libro desde el punto de vista temático, debido a que carecen de una estructura o unidad de conjunto como las demás secciones, ya que la misma sección poquita fe tiene como eje inspirador el arrabal de “El progreso” y constituyen poemas recientes escritos el presente año. En estos poemas Augusto Rubio se hace más localista y se desplaza por su espacio propio como un retratista tratando de vincular lo particular a lo universal. A manera de simbiosis, incide en las lisuras como elementos de fuerza expresiva pero que pueden estar revelando una falta de creatividad lingüística; además se sigue mostrando irreverente, contestatario y realista.
Por todo lo dicho, creemos que la poesía de Augusto Rubio Acosta aporta de manera importante al proceso poético de Chimbote y el de la región, es un poeta que se funde con su obra y que no está al frente de las circunstancias, sino que vive las circunstancias, es partícipe de ellas. Podemos dar fe de su autenticidad expresiva que busca con fuerza y talento ser ese creador que imprima su espíritu y sentimiento con la mayor belleza posible, para elevar al ser humano al goce espiritual. Augusto Rubio nos hace recordar que la poesía está en el mundo para expresar las esencialidades de las circunstancias y que el poeta es un revelador de lo que está oculto para el común de la gente.
Sabemos bien que toda selección personal implica un criterio que puede o no coincidir con la del lector, pero revela una capacidad de autocrítica y un nivel de autovaloración que se podría analizar en pos de hallar tendencias y técnicas preferentes del autor. Sin embargo, en esta oportunidad vamos a hablar algo breve acerca de esos dos libros que dan origen a dicha selección y en torno a su poesía agregada.
Inventario de iras y sueños (2005), es un libro estructurado en tres partes, dividido numéricamente. La primera parte contiene quince poemas, la segunda nueve, y la tercera un solo poema.
En los aspectos formales hay que destacar la utilización de un lenguaje discursivo, metafórico y actual. Las elaboraciones como: "Ven muchacha / que dices adiós en la avenida /... / ven para coser el único botón sobre tu chompa / y las mangas de tu suéter hasta el borde / ven para convertirme en disidente / de una ciudad que no existe pero conozco / como la mugre de mis uñas ", confirman que Augusto Rubio no maneja el lenguaje poético tradicional, sino que va tras la plasmación de un lenguaje que se alimenta de la proximidad y de la cotidianidad. De alguna manera va hacia la domesticación de la palabra y al hacerlo incide en una imaginación cuya realidad verbal se fundamenta en el acercamiento a las convenciones poéticas actuales.
Hay que destacar también que inserta en su discurso poético expresiones del idioma inglés, concretando artísticamente una dinamicidad lingüística. De igual manera, en la forma poética hace uso de los versos cortos con poca incidencia en la construcción versal larga, lo cual le obliga a trabajar las encabalgaduras poéticas, que vienen a ser la forma de ir uniendo los versos sin romper el ritmo interno y externo del poema.
Temáticamente creemos que el primer poema del libro titulado "Diario", es una especie de introito a toda su poesía, allí anuncia su canto amoroso, su acercamiento a la niñez, su postura ante lo social, su sentimiento paternal, su soledad, sus silencios, sus sufrimientos y angustias, además del deseo de querer alejarse de la vida común y corriente. Él nos dice: "Aquí estoy de nuevo / a contramarea /.../ he traído mi experiencia / el silencio y las parábolas/ la multiplicidad de mis voces/... / Este es mis sistema de señales / de metáforas / y la forma de mi mundo evocativo”…
En el libro, el uso de las imágenes y las metáforas están presentes bajo una concepción lingüística alejada del tradicionalismo y una visión actual acerca de la naturaleza de los hechos. Estos dos aspectos tienden a darle una modernidad, que lo sitúan siempre al pie de la navaja y que torna interesante ver como el aliento poético no pierde su espacio, aunque el ritmo y la congruencia gramatical a veces se quiebran; pero también vale señalar que existe un subjetivismo o una intimidad intensa plasmada a través de una plurivisión que se plantea en cada poema.
En la primera parte del libro el sentimiento que predomina es el amoroso, inherente a una visión exterior. Es el planteamiento del sentimiento que va hacia la expresividad del otro: "Me bastan tus juegos de niña / suicidándote en las veredas/ y tus alejamientos involuntarios / me basta saber que existe / una canción bajo tu pecho / que camina y camina / raya y raya / como la aguja sobre un tornamesa / y mis zapatos cansados / de tanto girar." Este sentimiento no se queda en la parte interna de la vivencia sino que le sirve al autor para catalizar su sensibilidad herida: " Ven acércate a mi vida / y no preguntes donde estuve / doblado / quebrado hasta mis huesos/... / acompáñame a incendiar mis naves/ en el espigón de junto al cerro/ ven para dejar de resistirme a la canción de las hogueras". En otro de los poemas exalta la dimensión esperanzadora del amor intercalando con sus angustias: "Yo sé que la neuralgia/ que hoy me toca / me cercará a tus huellas sobre las piedras de la playa / sé que las seguiré seguramente y volveré a crearte.../ rehabilitarás el malecón invisible de mis angustias / beberé de la esperanza en tu promesa /infinita e inevitable / de llevarme". De igual manera está presente el amor inconcluso que le sirve para afirmar categóricamente: "Te irás / pero habrás de llevarme".
Toda obra poética no es sino la expresión de lo que siente el poeta y también de lo que ve. En ese sentido Augusto Rubio trasmite una sensibilidad personal que lo lleva a ser por momentos áspero y punzante, reflexivo y testimonial, realista y soñador, tierno y duro. El poeta se describe dentro de la urbe llevando su inconformidad, anhelando el destierro de su soledad y la conciencia clara de un alma todavía de niño. Todas estas sensaciones lo transportan a un subjetivismo exasperado que convierten a su poesía en un tanto hermética donde se mezclan las ilusiones y la realidad, de allí el título de iras e ilusiones.
En la segunda parte del libro se pierde casi el sentimiento amoroso para entrar a una expresividad de carácter existencial. Se percibe una fuerza vivencial y una conciencia del destino y de los actos: “Yo soy ese cimarrón irredento / que transporta historias sobre la espalda/ mi vida está escrita en la paredes/ de una urbe sin tiempo y sin espacio/ en los manojos de papel/ que recojo a diario de las calles/ en las vidas que he vivido/ en la invasión de fantasmas/ que merodean las avenidas de la memoria”...
La atmósfera de su poesía produce una sensación de desgarramiento, angustia, inconformidad. Es una poesía que busca conmovernos, tocar nuestro corazón y nuestra conciencia. Cuando uno termina de leer el libro, aunque la expresión intensa en algunas ocasiones no nos permita entrar a las causas específicas del sentimiento, siente uno la vitalidad y la convicción con que están dichas cada una de las expresiones, implicando una conciencia poética, es decir una conciencia de lo que se hace y del fin que se persigue poéticamente.
En cuanto a Mi camisa de comando (2007), es un libro estructurado en cuatro partes: primer botón, nueve poemas; cisa, doce poemas; canesú, seis poemas; puño doble, pinzas y tapeta, En este conjunto de poemas, el autor asume una forma y dirección arquitectural poética, ensayando por momentos una estructura experimental, así como una distribución cinética cuando constatamos que juega con las palabras y con los espacios en blanco.
Mantiene su propuesta de manejar un tono conversacional, un ritmo intercalado entre el poético y la prosa, la utilización de un lenguaje actual, la pluridimensionalidad temática planteada en su primer libro, y que poco a poco va determinando un estilo propio.
El yo poético asume diversas voces: a veces es la primera persona; en otras, encarna la voz de una tercera; también hace de receptor y en otras, habla de una tercera persona. Por momentos se torna una poesía hermética que alude a circunstancias o hechos tan personales que la limpidez de la intensidad y de la profundidad son opacados por la fuerza catártica, lo que implica que hay que seguir trabajando en la universalización del sentimiento o la vivencia.
Su camisa de comando (que está hecha de poesía) es su defensa ante la vida. Con ella se enfrenta a todo: a la injusticia, a la indiferencia, a la soledad, a la crítica, al desamor. Su individualidad profanada por su mismo canto lo incita a una actitud a veces irreverente, mostrando una intensidad expresiva con desenfado. En la totalidad del libro sentimos que el aliento poético se dispersa en diferentes aspectos, ajeno a una dirección unitaria, como queriendo plasmar una nueva actitud vital frente a la realidad, la vida, la sociedad.
Esta actitud final, anteriormente manifestada, es también asumida en la sección Otros poemas perdidos y encontrados de la selección personal, escritos entre 2002 y 2009, que percibimos tienen como objetivo sumar al libro desde el punto de vista temático, debido a que carecen de una estructura o unidad de conjunto como las demás secciones, ya que la misma sección poquita fe tiene como eje inspirador el arrabal de “El progreso” y constituyen poemas recientes escritos el presente año. En estos poemas Augusto Rubio se hace más localista y se desplaza por su espacio propio como un retratista tratando de vincular lo particular a lo universal. A manera de simbiosis, incide en las lisuras como elementos de fuerza expresiva pero que pueden estar revelando una falta de creatividad lingüística; además se sigue mostrando irreverente, contestatario y realista.
Por todo lo dicho, creemos que la poesía de Augusto Rubio Acosta aporta de manera importante al proceso poético de Chimbote y el de la región, es un poeta que se funde con su obra y que no está al frente de las circunstancias, sino que vive las circunstancias, es partícipe de ellas. Podemos dar fe de su autenticidad expresiva que busca con fuerza y talento ser ese creador que imprima su espíritu y sentimiento con la mayor belleza posible, para elevar al ser humano al goce espiritual. Augusto Rubio nos hace recordar que la poesía está en el mundo para expresar las esencialidades de las circunstancias y que el poeta es un revelador de lo que está oculto para el común de la gente.
Camino al sol, marzo de 2010
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