Algunos de los implicados en el secuestro y asesinato de los trabajadores santeños, un dos de mayo hace 18 años, han admitido su crimen y señalado a los responsables, pero jueces y fiscales –como no son sus familiares ni han sido aceitados- no hacen nada para sancionarlos ni para arrancarles la confesión del lugar exacto en el que enterraron los cadáveres, para que sus familiares puedan ver por última vez sus cuerpos, para acabar con sus angustias y encontrar la paz luego de darles sepultura. Y esto es así porque el reino de impunidad y fanfarria del presidente García en todo se parece al reino de la impunidad del dictador Fujimori.
La herida abierta en el corazón del pueblo de Santa seguirá sangrando mientras no se haga justicia. Sin embargo, para que ésta sea realidad, nosotros, varones y mujeres, jóvenes y adultos, no debemos continuar en la indolencia y la pasividad o limitarnos, en el mejor de los casos, al acompañamiento anual en sus marchas de exigencia de justicia y reparación. ¡No! Debemos generar una intensa movilización de conciencias para luego dar curso a una movilización masiva de solidaridad con los familiares, para que personas ancianas y honorables como don Jorge Noriega y demás familiares de los asesinados de Santa, sino la vida recuperen los cadáveres de sus hijos.
Los invitamos a formar parte de esta cruzada de humanidad para decirle al gobierno y a los tribunales de justicia que no descansaremos hasta lograr nuestros objetivos junto a los familiares de los 9 trabajadores santeños asesinados por el Grupo Colina por encargo del criminal propietario de una desmotadora, la intermediación de los hermanos Hermosa, el general y el ex congresista, y la anuencia de Fujimori y Montesinos, jerarcas del criminal grupo de aniquilamiento, que a su manchada conciencia añadieron más sangre por unas cuantas monedas.
La herida abierta en el corazón del pueblo de Santa seguirá sangrando mientras no se haga justicia. Sin embargo, para que ésta sea realidad, nosotros, varones y mujeres, jóvenes y adultos, no debemos continuar en la indolencia y la pasividad o limitarnos, en el mejor de los casos, al acompañamiento anual en sus marchas de exigencia de justicia y reparación. ¡No! Debemos generar una intensa movilización de conciencias para luego dar curso a una movilización masiva de solidaridad con los familiares, para que personas ancianas y honorables como don Jorge Noriega y demás familiares de los asesinados de Santa, sino la vida recuperen los cadáveres de sus hijos.
Los invitamos a formar parte de esta cruzada de humanidad para decirle al gobierno y a los tribunales de justicia que no descansaremos hasta lograr nuestros objetivos junto a los familiares de los 9 trabajadores santeños asesinados por el Grupo Colina por encargo del criminal propietario de una desmotadora, la intermediación de los hermanos Hermosa, el general y el ex congresista, y la anuencia de Fujimori y Montesinos, jerarcas del criminal grupo de aniquilamiento, que a su manchada conciencia añadieron más sangre por unas cuantas monedas.
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